Son ya muchos los meses que venimos oyendo hablar de la crisis económica y de sus terribles consecuencias. Periódicos y televisiones nos hablan de la caída de la bolsa, de la quiebra de empresas en Estados Unidos o de la inestabilidad de los mercados. Pero, ¿quién habla de las consecuencias de la crisis para el pequeño comercio?
Mucho antes de esta histeria que se ha desatado estos días nuestros bolsillos ya venían notando la crisis y ésta, como siempre, afecta más al ciudadano de a pie, a aquellos que tenemos que rebuscar en los bolsillos cada vez que vamos al mercado y también a los propios comerciantes del barrio, que ven caer en picado sus ventas, al mismo tiempo que aumentan los gastos, sin que nadie haga nada. Sólo en la calle Antonio López tres comercios han echado el cierre en las últimas semanas y varios más están pensando en cerrar si la situación no mejora ostensiblemente en los próximos meses, lo cual no parecde que vaya a ocurrir.
El otoño se anuncia triste para el pequeño comercio, mientras las grandes superficies siguen creciendo y expandiéndose (hay rumores de al menos dos nuevas grandes superfices en el barrio para el próximo año).
¿Qué hacen las administraciones para ayudar al pequeño comercio? Se necesitan más soluciones para la gente de a pie y menos para las grandes compañías y multinacionales. Sin el pequeño comercio el barrio está muerto y no queremos que eso ocurra.
Juan José Gálvez
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