Durante meses os advertimos. Alertamos a las instituciones, a las autoridades, a los medios de comunicación... Algo extraño estaba ocurriendo en Madrid. Pero nadie nos hizo caso. Nosotros quisimos comprender, nos adentramos donde nadie lo había hecho desde hacía mucho tiempo y lo que hemos visto ha cambiado nuestras vidas. Ya nada volverá a ser igual.
Extrañas criaturas que se refugiaban en los túneles del metro, esas catacumbas modernas, acechaban entre las sombras. Les descubrimos y, tras el terror inicial que nos causaron, empezamos a comprenderles. Compartimos su dolor y lloramos junto a ellos. Son los últimos de una estirpe de condenados y perseguidos, hijos de la noche y de la libertad. Creíais que habían sido derrotados definitivamente, eliminados de la faz de la tierra. Pero os confiásteis y ahora es demasiado tarde para vosotros y vuestra civilización. Estáis condenados. Un ejército se está reuniendo. Un ejército más antiguo y poderoso que vuestras ciudades, vuestros adelantos técnicos, vuestras instituciones y vuestra policía. Es el ejército de los hombres lobo. Mientras celebrábais felices la Navidad, ajenos al peligro que os acechaba, el ejército se ponía en marcha, declarándole la guerra a este mundo y decidido a acabar con él. Es la eterna batalla que se libra desde el comienzo de los tiempos. La libertad contra la tiranía, el deseo contra la mercancía, la pasión contra la barbarie. Todo habrá de decidirse una vez más.
Vuestra civilización agoniza. Estáis destruyendo la Tierra, arrasando todo lo hermoso que tiene la vida y sustituyéndolo por patéticos sucedáneos. Ni siquiera vosotros creéis en vuestras mentiras, pero aún así continuáis como si nada ocurriese, como si nada pudiese llegar a ocurrir. Os habéis convertido en una triste sombra de lo que podíais haber sido. Teneis miedo. Sufrís. Lo podemos ver en vuestras miradas. Nosotros también lo hemos vivido. No queríamos comprender, pero finalmente comprendimos. Y hemos tomado partido, nos hemos adherido al Partido del Diablo. Ahora nos tendréis enfrente.
No quisistéis escucharnos. Y cuanto más nos adentrábamos en la oscuridad más nos fascinaba ésta. Fuimos mordidos por los lobos, hicimos el amor con ellos y bebimos su espesa sangre. Ahora somos uno con ellos.
Hemos roto el hechizo de las palabras. Hemos cruzado al otro lado del espejo y podemos ver la barbarie que se nos oculta, el verdadero rostro de este mundo tras su máscara. Hemos dejado de ser ciudadanos para convertirnos en rebeldes, en forajidos, en terroristas... en hombres lobo. Somos todo lo que teméis, pero también aquello por lo que suspiráis a esondidas.
Se terminó el tiempo muerto. Comienza la hora del lobo.
A partir de ahora buscadnos en vuestras pesadillas.